No quiero matar al eco de mis risas
si aún tu rostro está repleto de refulgencia
y el contorno de tu boca está finamente definido,
luego si tus brazos en su agobio pretendieran envolverme
mi boca con gusto también se afanará en besarte;
mientras una fragancia de poca intensidad provoque
un recuerdo acerca de mí en tu mente
-que quizás olvidadiza se resiste en recrearme-
y fingas desaerme y pienses que en mí piensas...