Un mes...
Treinta días han pasado
desde que decidí dar nuestro amor
por terminado.
Hubo tantas cosas que llevaron a ello,
mas, aún te sigo amando.
Heme aquí, perdido entre el dolor y el llanto,
recordando aquellas horas de placer
en mi cuarto:
besos, abrazos, caricias reinaban
cual idílico escenario.
Aquel parque que fuera nuestro lugar
de libertad
ahora solo me ve pasar
divagante,
desorientado,
SOLO.
La vieja banca, entre árboles escondida,
mira triste cómo mi corazón
no te olvida;
la escucho, utopía, decirme que,
no obstante fue testiga de nuestra fantasía,
antes de conocerte ya era mía:
ruega que te deje ir
y, sereno, repuesto, firme y combatiente
vuelva a ella.