Quiero encerrarme en tus brazos,
enamorarme lento… de tus suspiros,
perderme en la espesura de tus rizos
y anegarme en el brillo de tus ojos.
Me tienes prendada a tu miel
y nada me emociona más que tu piel,
que hasta diluyes la amargura de mi hiel
con la ternura de tus caricias de oropel.
Nada me hace tan feliz como retozar
entre los límites de tus fronteras…
de besos y mimos adornarlas…
hasta robarte el quejido que estremece.