Cuando canta la vida, a nuestra vida
el entusiasmo crece, todo anima,
y todo crece, y entonces arrima
una flor sedienta de poesía.
Siempre quiere sentir esa armonía
con los arpegios de lírica bella,
ella, la vida y la flor, la doncella,
la misma flor sedienta de alegría.