Haz Ámbar

Ignición patética

Esta alianza

será nuestro bastión

en el silencio de las noches 

sin aurora

y si nos alcanza la razón

haremos cosas

de las que arrepentirnos luego

para así crecer en forma

y moriremos

infinitamente en el castigo

sin arrepentimiento alguno

bajo el sol

que es cruel testigo

y la luna

y los edificios 

sin salida de emergencia

que tanto abruman

mi sentido acérrimo

en estos días prisionero

de mi encierro en un renglón

fuera de la esfera

que es la opinión de todos 

en caída eterna

tan terco este dolor

sin acomodo

que se soporta en mala hora

si estás distante 

y tus ojos se me tornan como niebla

tras la loca embestida

del tren cotidiano

en mis raíces

de humilde obrero

que se destiñen

y yo nunca llego

a tu encuentro sereno

y es una pena

que sea así 

la vida

una supervivencia del más fuerte

porque la cripta fúnebre 

nos espera inexpugnable

y la tierra ríe

pues no existe amenaza

cuando el cuerpo expira

Confesemos

que es nuestro deseo más íntimo

el irnos deprisa

en un lecho que se irisa

por el paso lento de un espíritu

hacia más allá su clímax

y un libro que descifro

con erudición cansina

es espejo a esta desdicha

que por aquí camina

para que algo sea dicho 

de lo tan guardado en mí... 

No existe alivio

en cortesía

a lo terrible que es la vida

aún sin ti

que me corrijas este grito

y pueda de nuevo volver a sentir 

las maravillas

que ahí siguen

esperándome tal vez. 

Mientras tanto seguirán clavándose sus dagas, 

sus llagas por mí claman

en esta celda ajeno al tiempo, 

a mil desastres, 

sobreprotectora madre

de mis yertos impulsos por lograrte

contemplar

a través de mis poesías

que son sombras de esta realidad

y habitan un mundo aparte

el de mis entrañas, 

que no dudaré en mostrártelas

si el guión pues me lo exige 

entre caladas al vacío 

que hay entre los dos:

se siente tan fría

tu circulación... 

Los colores a tu rostro

volverán

como una rosa a abrirse

cuando pase el temporal. 

No te pongas triste

con todo lo que va del plan

y resiste la embestida, 

que yo lo sé que es salvaje, 

del tiempo en nuestra contra,

del viento que nos nombra

en verdad

tras de todos los anteojos

que he apañado

en un momento ausente, 

quizás preludio 

a una nueva recaída 

con el aliento sórdido

de los ya idos en la espalda 

deseando tanto estilo

como quepa en mi garganta

atravesada por el filo

de los días aún aquí 

de indeciso

entre quedarme 

o irme ya contigo:

el infinito de tus caricias

es la muerte a que me obligo.