La brisa huele a llamas.
La lluvia sabe amarga.
Junto a las nubes de arena
Mi cielo, el nuevo Sahara.
El marinero no navega,
un infinito sin estrellas.
El astrónomo no estudia,
se escondieron los planetas.
Por un momento,
La Anarquía conquisto la vida.
Por un momento,
Todos rezábamos por nuestras familias.
Por solo un momento,
El universo emanaba una lagrima herida.
Mientras el poeta, desorientado,
Sin saber que sucedía,
Sin saber si es noche o día,
Pero agradecido y afortunado
Porque su musa lo esperaba
Debajo de la frisa.