César Ortega.

Bendita

Bendita tu qué no reprochas ni exiges.
Alquilas tus caricias a los inertes 
Tu qué lentamente seduces.
Bendita tu que dulcemente te  desvistes

Puta prisionera del tiempo
Que sin discriminar vendes tu cuerpo
Tu experta del arte del mar.
Amante de la adrenalina de fornicar

Dueña en el juego de la seducción
Adicta del ganar, del jaque mate
 Efímera compañera te entregas a tu profesión.
Consuelas con tus besos a cualquier amante de ocasión.

Bendita tu qué al Cristo los pies lavaste 
Que con perfume fino lo embalsamaste.
Tu qué las mujeres de injurias osan llenarte.
Es envidia no hagas caso pues a un dios bañaste.

Ven conmigo para de placer sofocarme
Y que senos de hastió logren asfixiarme
Que la hora dulcísima en qué buscas entregarme
tu baile, tu olor y tu piel logren extasiarme.

Tu qué el sexo vuelves arte.
Amazónica mujer sin emociones.
Con besos, caricias e ilusiones 
De mis filias logras apoderarte.

No existen versos que alcancen 
Para describir cuan irremplazable 
Es tu oficio y corazón  inexpugnable…