Esa Roca negra que el viento choca contra ella destruyó mi espíritu.
Esa soledad sola.
Esa vida busca alguien vivo .
Esa Cruz llena de fe y esperanza
ha penetrado en mi absurdo interior.
Y con los dedos del dolor dividido
en varios trozos danza frente a mis
ojos la lluvia seca.
Odio esos pájaros negros y su risa loca.
Esa profundidad que tiene mi desesperación que se siente distinta a todas.
Que triste es no tener a nadie
y a la vez querer estar solo.
A los prisioneros del destino nos gusta vivir en la tragedia
ahogarnos en las lágrimas donde los latigazos silban y arrancan a jirones trozos de nuestras Almas sobre las espaldas desnudas que
la Luna alumbra através de la obviedad.
Vivo sin vivir en el pozo más hondo entre lágrimas de sangre y humedad.
Seguiré esperando consuelo en unas simples palabras que hagan honor al sufrimiento que me acompaña, pero si es apenas un abrazo en silencio… mejor.
Ya arranqué mi vanidad y esa arrogancia idiota de mi identidad, atrás quedó el peso que me aplastaba la respiración.
También rompí las cadenas que
me oprimían hasta los huesos de
mi existencia, ya puedo sentir que cerca está mi añorada Libertad.
La penitencia está cumplida ahora solo quiero la Paz, vivirla sin pedir perdón todos los días, pues ya pagué con creces y agonia lo que no debí hacer nunca.
Solo quiero que me acaricie el silencio, ya descubrí a mi mayor enemigo y ese soy yo.
Manuel Lorente
Seudónimo
Mael Lorens
Reservado el derecho de autor
Diciembre 2022