Suavidad que se desliza
por las tierras de Calcuta
diviso ligero a esos niños
olvidados por los hombres
Un presentimiento hostil
ingresa en mi corazón
es la maldad de los soldados
y sus tanques
Las guerras destruyen los átomos
de las cenizas de las colillas de cigarros
y las virutas...
destruyen corazones egoístas
Me gusta confiar en las personas
-no me queda de otra-
pero sin caer en la ingenuidad
no queda de otra