Al fruto penetraron los gusanos
y un tiempo disfrutaron de sus mieles.
Después, lo abandonaron como infieles,
que buscan otros frutos en veranos.
Podridos terminaron los manzanos
producto de acoger a los peleles
y darles preferencias con laureles,
que nunca merecieron los insanos.
¡Y adentro comenzó la podredumbre!
No es raro, ni tampoco novedoso,
la historia da soporte muy valioso
que a todo el que ha llegado hasta la cumbre
provechos ha sacado... ¡No es baboso!
¡Qué pésima y real vieja costumbre!
¡Qué el foco les alumbre!
A todos los que en ellos sí creyeron…
¡Talvez de la experiencia algo aprendieron!