Hoy la vi.
No se estaba bañando; recién terminaba de colgar la ropa
y andaba por el patio buscando un lugar donde secar los tenis de su niño.
Su esposo no es un general; es taxista de Uber, buena gente.
Tampoco yo soy David; pero hoy tuve ganas de ser el rey desde mi ventana, y pedir por las buenas o por la fuerza que me subieran a esa mujer
hasta mi cama.