Como existen colores de ojos,
existen horizontes
y existen miradas.
Hay mil maneras de percibir el mundo,
mil maneras de sentirse dueño de lo que está fuera de tu alcance,
mil maneras de pensar que el mundo te pertenece,
mil maneras de creer que solo existe tu mirada;
mil maneras de pensar que,
si no eres dueño de todo,
al menos eres dueño del horizonte infinito.
Te miro con mis ojos,
con mi corazón, con mi tercer ojo,
con cada célula de mi cuerpo,
te veo en mis sueños.
Mirar no cuesta nada.
Mirar es prohibido,
mirar es censurado,
mirar es placer, mirar es enfermedad,
mirar es atravesar, gozar,
mirar es perderse en las dimensiones.
Los ojos tienen derecho de existir,
los ojos tienen derecho de tener placer,
tienen derecho de desarrollarse,
llorar, ponerse tristes,
brillar, estar nublados,
hasta de volverse ciegos.
Hoy se censura el pensar,
observar,
mirar y utilizar la palabra,
se te enseña a clavar la mirada,
esconderla,
evitar mirar demasiado o en exceso.
Los hombres del Abya Yala miran con el corazón,
hablan con los ojos,
piensan con todo el cuerpo y sueñan desde afuera,
su alma vive en ellos y flota por todo el universo.
No me prohíban mirar,
no me digan donde tengo que poner los ojos,
no me enseñen como ver,
no me hagas mirar lo que no deseo creer ni quiero pensar,
o ver lo que no existe fuera de mi mirada y fuera de mi control.
By Walter Trujillo Moreno, diciembre 2022.