Un telón invertido
de
avena loca
filtra
en su teatral contraluz
estelas de punzantes flechas,
que,
juguetonas
en la saturada brisa matutina,
difuminan en su vaivén
el estático, silente,
musgoso cancho;
contrapunto
en una incipiente sinfonía
de
rociados verdes,
y
balanceantes
encrestados arcoíris.
Ancestral rito:
El implacable sol
desayunará
el maná de las avenas.
Reconfortado,
bañado en presunción,
disolviendo los azules,
se elevará resplandeciente
y
deslumbrador,
mermando
la colorida paleta
de
verdes grisáceos
y
amarillos verdosos.
No pierdas tiempo,
madrugador caminante,
proyecta en tu membrana
paradisíaco momento.
¡Cincélalo en tu recuerdo!
Cinco pasos más…
y
tendrás que
volver mañana.