El tiempo que sopla en el orbe, es fuego, es látigo.
Es vida, es muerte, miseria y testigo.
Ápice que sopla la herida
Aliento y camino.
Mirando el tejido del tiempo. Se siente en la profundidad del alma, ese sabor extraño, ese sabor a ocre. Son los hilos rotos de la esperanza. Es la gota fría que recorre el río, el mar y el fuego intenso del soberbio océano. Es el clamor del viento que ondulado gira en el epicentro del corazón celeste.
La sangre inocente, su cáliz desborda, y la madre tierra, su olor engulle. Huellas que ajaron la selva de cemento, pintando de un oscuro alegres mariposas
Tantas cosas en el corazón del hombre, y el tiempo se ha hecho sombra en su pupila. Tantas manos con eslabón perdido y tantas bocas con cerrojo inexistente.
Imagen: Créditos a su creador.
Luz Marina Méndez Carrillo/04/12/2022/ Derechos de autor reservados.
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