Donde ayer hubo fuego
hoy hay serenidad. Permanezco,
al lado del sendero, siendo
opaco justiciero, o solamente
bondad. Veo, de lejos, ferrocarriles
escasamente transitados, sin nostalgia
alguna. Quizás, en esta orilla, quede
lo de todos: el pan, la seguridad, el barro
de las sendas, las hojas secas y un sueño
reparador. ©