AMOR QUE EMERGE
Atravesó la conciencia,
como un dardo envenenado.
Y derramó cada lágrima,
como un manantial de fuego.
Sembró de minas el tálamo,
para explosionar la vida.
Y se alejó, cuál tornado,
dejando detrás las ruinas.
Y va dejando secuelas,
sobre el alma de las víctimas.
Sabor agrio que envilece.
Es el rencor el que arruina.
El tiempo se va llevando,
como las olas la espuma.
Más, quedan señales íntimas,
indelebles, que no olvidan.
Entre agravios sigue a flote,
como un barco a la deriva.
El amor, que va buscando,
en el vendaval la dicha.
Y hallar, un alma gemela,
para salvar la desdicha.
Se oyen ecos de sirena,
como cánticos que llaman.
El valor va mitigando,
las penas y las heridas.
Más, quedan las cicatrices,
en cada aliento de vida.
La vida vibra y transmuta,
gira, voltea y respira.
Como el viento, que mutando,
torna de ciclón a brisa.
Amor que emerge del verbo,
como un manantial que rima,
con la tierra donde habita.
Huye el dolor, como el tiempo,
que queda atrás entre brumas.
O se queda entre los huesos,
impregnado de su pátina.
El tiempo, al fin, lo mitiga.
El odio reflota inmerso,
entre el ego y la mentira.
Y va dejando jirones,
como escombros en las vidas.
Aunque el amor sobrevive,
si es translúcido y camina,
con paso firme y sin prisa.
Como crecen los embriones.
Angel L. Perez ®
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05/12/2022