Aquel Tren del amor.
Mi alma la reclama y ella se fue, para
no volver, solo me quede cómo un
lobo mal herido, no sé que le pasó a
sus besos, las mil caricias, me las
quito.
Yo nose, porque acepto ser mía, ahora
la nostalgia de su adiós me castiga el
alma, su indiferencia me mata, cómo
un dejabu.
Las promesas se perdieron, cómo las
exhalaciones que el viento se lleva, no
quiero seguir muriendo aquí, ya son
muchas heridas en el corazón.
Algún día su mirada, su amor, sus locuras
se borraran y solo el tiempo calmara está
agonia, no habra más de ella en mi alma,
su nombre lo habré olvidado.
Autor: Franco Montesco.