Sensatez
A veces nos salimos
de los rieles
de la sensatez
y dejamos a un lado,
el deber ser,
el que con empeño,
aprendemos
y brilla desde el amanecer.
Existen días opacos,
en que la cordura
es llevada al cadalso,
emerge la locura, desatando desatinos,
y crueles rupturas.
Actitudes de este tipo,
no resuelven antinomias,
que por absurdas,
son anatemas.
Con los desencuentros,
el alma duele,
el pecho, henchido de dolor,
ve desvanecer
la obra de amor
que se ha bordado
en la alegría
y el furor.
Cuando se dan
estas pugnas,
las hormonas
ganan la batalla
a la inteligencia.
El imbecil pierde vigencia,
cuando la razón
retoma el cauce.
Que la marea cese
y que, en aguas serenas,
se reviertan,
superando impasses.
Cuando esto sucede,
los actores deben,
su propio yo, revisar.
y con o sin razón,
rectificar,
Así, el arrepentimiento
emana de adentro
y la santidad
restaura la normalidad. La discordia hiere
y aja a la bondad. .
Pedir disculpas
invitar a dialogar,
conciliar y respetar,
es el pedestal a escalar.
Es urgente amarse
los unos a los otros,
y al seguir unidos
en el remanzo del abrazo,
volver a ser, sensatos.