Caen gotitas de agua como cristal,
En tus manos blancas y sensibles
Vuelan cual pajarillos sobre el manantial,
En donde tus palabras se hacen audibles.
En tus labios un trazo de sonrisa,
Deja entrever una expresión amorosa
Dibujada por la dulzura de la brisa,
Que en tus ojos se convierte en mariposa.
Eres la máxima expresión,
De la simpatía, amor y hermosura
Cada palabra tuya es una clara entonación,
Plasmada en una extraordinaria partitura.
Con palabras es imposible articular,
Lo real de tu belleza asombrosa
Todo el que te mira no deja de susurrar,
Que mujer tan linda y maravillosa.
La huella del gran alfarero,
En tu cuerpo se hace visible
Como la rosa en manos del jardinero,
Que ocultar su primor es casi imposible.
Ante lo grandioso me quito el sombrero,
Pues de mi Dios miro su mano
Es algo que no se compra con dinero,
Pues es don del Eterno al género humano.
Dios hizo al pintor,
Y le dio entendimiento al poeta
Para que con sus manos dibujaran el amor,
Y lo dejaran volar libre como cometa.
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Ángel R. Anaya Puerta