Yo me moriré por un metro de largo.
Midiendo las consecuencias de un extravío
u
orinando sobre la superficie de alabastro
de una fuente acribillada a balazos.
Los hay, fíjense, que no se resisten, y mueren
a corto plazo; no más, por un metro de ancho.
Pero yo, no. Yo me moriré por un metro de largo-.
II-.
Se fijarán las esculturas entre metódicos astrolabios.
Por enfisemas, y más tubos, descenderán los pigargos
del sueño: mirarán de frente a sus oponentes, centímetros
más abajo. Y con la careta sostenida entre ambas manos,
medirán sus ataúdes, sin fuerzas-.
III-.
Los hay que mueren por menos. Quizás
por un amor desarrollado y amplio. O por
un milímetro de envidia ajena, se ofrecen
como dioses turbulentos al mar y a la playa.
Bajan las bahías, suben las colinas, y hallan,
en todo territorio, su cara cosida a balazos.
Yo moriré por un metro de largo-.
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