Jamás podrás llegar a convencerme
que sufres por mi ausencia, vil arpía;
si observo en tu mirada la falsía
que supo con astucia retenerme.
Pudieron tus mentiras convencerme
con esa tu experiencia y felonía;
que tierna y candorosa seducía
fingiendo grande dicha de quererme.
Mas pronto descubrí tus artimañas
y pude con firmeza rebelarme;
rompiendo tus perfectas telarañas
que nunca nuevamente han de atraparme;
sabiendo que con mimos y con mañas
podría tu cicuta envenenarme.
Autor: Aníbal Rodríguez.