Si en tus brazos quedo preso…
¿Qué sería de mi vida?
¿Sanarías tú la herida,
que dejó el último beso?
Y hoy mirándote confieso
que eres tú la más querida
y ya preso en tu guarida
te daré un beso travieso.
Si en tu cárcel yo me muero
porque amarte es mi condena
ya no sufriré la pena
aunque venga el aguacero
porque sabes tú, mi nena…
¡Qué te adoro, que te quiero!