En mi sueño eras roble
y primavera colorida;
secuencia de vuelos irregulares
persiguiendo al mundo
e intentando hacerlo tuyo.
Eras amapola impetuosa
jugando con muñecas de tierra
y con agua altanera del viejo río;
soltabas un pequeño barco de pétalos
que sorteaba la corriente
sonriéndole a las hojas
arrancadas de tu talle por el viento
y por la lluvia.
En mi imaginación,
te miraba Jugando a las escondidas
en la cueva de una piedra,
allí, donde nadie te encontraría
porque nadie te buscaría en ese recóndito lugar;
tu rostro era un gesto indulgente
que parecía perdonar los errores,
los fracasos, los desperfectos
ocultos o anunciados
de manantiales marginados.
El tiempo no pasó en vano,
desperté de mi sueño
y no eras flor ni árbol
ni barco, ni pétalos
ni hojas arrancadas,
eras más que eso,
eras tú...
hembra enamorada
e impaciente.
Jerry Méndez
México
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