Y mis manos rozan los esotérico,
las luces de los cielos altos,
como los frescos de Buffo en su mausoleo.
Leo los jardines de las estancias,
los palomares, las lagunas,
los claros de la luna y sus reminiscencias.
Comparto los sonetos del amor,
y los oídos al trino de Tartini
se le impregnan como hiedra.
Como un puma en mi tierra
busco ese algo por lo cuál morir
busco ese algo por lo cuál vivir;
mi obra maestra.