Si me extrañas... ¿tal vez me amas?
por supuesto, es que sin mí no vives,
y yo para endulzar mi vida basta un aderezo,
el endulzante proveniente de tu boca,
pero, ¿acaso me amas?
dame tu dulzura que así alcanzas
la aniquilación de mi amargura
que con intensidad me aprisiona,
cúbreme en esta existencia
que porta una capa insoportablemente fría y nefasta...
envuélveme con el abrigo de tu sonrisa,
¡ay, tu alegría!, hazlo...
solamente si en verdad me amas.