Aunque te fueras
seguirías conmigo
porque te amo.
Te extrañaría
un día y otro día,
por esa falta.
Aunque el recuerdo
sería como un bálsamo
para la herida.
Esa partida
sería como un golpe
inesperado.
De todas formas
la vida nos depara
muchas sorpresas.
Unas alegres,
con otras compungidas,
de rostro serio.
Si tú marcharas
cultivaría rosas
donde pisaste.
Las plantaría
con besos y mis versos
y tus recuerdos.
Y en esa tierra,
fecunda y abonada,
te lloraría.
Y regarían,
mis lágrimas, sinceras,
las nuevas rosas.
Las que florecen,
sin duda en tus pupilas,
aunque estés lejos.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/22