¡Creo, en ti creo, soy creyente!
Creo en el cielo y en la gente
y creo, que la vida es un juego.
Por eso, de todo me desapego.
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Por ese juego vital yo apuesto
y a vivir en felicidad me apresto.
Dejo el equipaje a algún viajero,
sí es que, antes, no me muero.
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Pero, si llegara a morir temprano,
a todos les extenderé mi mano.
Quiero dejar de mí vida testimonio
y que allá, no me acose el demonio
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Las cuentas claras con Él yo las tengo
y en esta mi tierra, con Dios convengo.
Quiero evitarme un pronto regreso
y de ello, las consecuencias sopeso.
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Anhelo disfrutar la magia del azul cielo.
Yo pienso en ello y ello, me da consuelo.
Quiero seguir ese rumbo azul caminando,
pero, con mi cariñoso corazón amando.
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¡Nada de esta tierra hoy me es ajeno,
por eso, al cielo, me voy de estreno!
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EPÍLOGO.-
Al pensar en un final, la pluma se deslizó y no pude ya parar y esto fue lo que salió. Unos tibios versos nacidos en el acá que se van corriendo y de prisa, al más allá.