Melodias cadenciosas al compás del viento
y tu cuerpo se balancea, bajo el mortal
cordel anudado en tu cuello.
Bailaste durante el día, para descansar
en la noche, ¡Y qué descaso!... el sueño
solitario en una cama vacía.
Hundido el lado izquierdo de tu cama,
observas lo que fue una silueta, y piensas
lo que antaño marcó las arrugas de tu
alma.
¡Ya no das más! mañana será otro día... y
te dices, ¡quizás hoy vuelva!
Y se pasó la noche...y después otra
y luego otra...pero ya no sacas más
cuentas...ya no.