La pasión, cuando corroe,
atraviesa y te desangra
y no puedes sustraerte
cuando te envenena el alma.
incluso aquellos que dicen
tener de su Dios la gracia,
el peso de una corona
no aligera innoble carga
de pecado, del agravio
que les envuelve en su falta.
¿David, por qué no pudiste
conformarte con mirarla?
Era ajena esa paloma,
anidaba en otra casa.
Por los ojos, la malicia
cubrió tu frente sin tacha
la traición, por el deseo
de su bella piel de nácar.
De tu Dios los mandamientos
olvidaste y tu palabra
urdió una afrenta de sangre,
dejó tus manos manchadas.
La traición tejió su manto
como puñal por la espalda.
¿David, por qué no pudiste
conformarte con mirarla?
Al marido, antes amigo,
mandas frente a la batalla;
su deceso es tu fortuna,
la paloma está en tu jaula.
Mas, el fruto del pecado
nunca vio la luz del alba.
Si aún los reyes y sabios
de pasiones no se salvan
¿qué será de nuestra carne
que ha mordido la manzana?
¿David, por qué no pudiste
conformarte con mirarla?