Josefina Barreto

BETSABÉ

La pasión, cuando corroe,

atraviesa y te desangra

y no puedes sustraerte

cuando te envenena el alma.

incluso aquellos que dicen

tener de su Dios la gracia,

el peso de una corona

no aligera innoble carga

de pecado, del agravio

que les envuelve en su falta.

¿David, por qué no pudiste

conformarte con mirarla?

 

Era ajena esa paloma,

anidaba en otra casa.

Por los ojos, la malicia

cubrió tu frente sin tacha

la traición, por el deseo

de su bella piel de nácar.

De tu Dios los mandamientos

olvidaste y tu palabra

urdió una afrenta de sangre,

dejó tus manos manchadas.

La traición tejió su manto

como puñal por la espalda.

¿David, por qué no pudiste

conformarte con mirarla?

 

Al marido, antes amigo,

mandas frente a la batalla;

su deceso es tu fortuna,

la paloma está en tu jaula.

Mas, el fruto del pecado

nunca vio la luz del alba.

Si aún los reyes y sabios

de pasiones no se salvan

¿qué será de nuestra carne

que ha mordido la manzana?

¿David, por qué no pudiste

conformarte con mirarla?