Cuando tú me tocas,
al tiempo que te explicas con tus cosas,
con esas manos tuyas revoltosas,
yo cierro mi boca,
callando así lo mucho que me impones,
así como las gratas sensaciones
que tú me provocas.
Cuando tú me tocas,
al tiempo que me vas contando cosas,
si en mi alma cosquillean mariposas
y ardo en ansias locas,
los ojos cierro, ocultando las llamas
que pueden revelarte que me inflamas
cuando tú me tocas.
Cuando tú me tocas,
al tiempo que te escucho decir cosas,
llegar puedo a soñar cosas hermosas
mirando tu boca
y tal vez, sin vergüenza, a confesarte
las ganas que yo tengo de tocarte
cuando tú me tocas.
© Xabier Abando, 08/12/2022