Francisco 1987

AurĂ­mides y los amores inconclusos

 

Tu amor descalzo descubrió

una ciudad inefable,  llena de placer

flotando en el remanso de la aurora

Aurímides se peinaba los cabellos

 

Eran las sombras de Anaximandro

de vidas pasadas

rezando a un dios que no existía

implorando que una víbora le haga el amor

 

Entre los valles pantanosos de Blair

en el siglo I 

una remembranza de muerte 

lo apartó de sus sentimientos

y el joven empezó a bailar en el silencio

 

Amores inconclusos los que nacen

de las vaginas de las estrellas

y los pendejos de esas conchas

es el inconmensurable polvo cósmico