El mar bravo de la vida
Recorro hoy sin afanes
Trémulo, solo, sin desmanes
Paso a paso sin despedida.
A lo lejos se escucha un eco
Parece un triste llanto
Parece un desgarrador canto
Sorprendiome, es solo un muñeco.
Parajes difusos, calles frías
Sombras que frente a mi pasaron
Del abismo, de la soledad escaparon
Y hoy calladas sufren las melancolías.
Quiero detener mi andar
Y parquear a la ladera mi coche
Pero no, no quiero llorar esta noche
Simplemente quiero vivir y poder olvidar.
Vetustas y mugrientas se ven
Aquellas almas desventuradas, caídas
Que andan como ilusión perdida
En los vagones sombríos de aquel tren
Que transita los caminos de la vida.
Ángel R. Anaya Todos los derechos reservados a su autor.
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