Haz Ámbar

Grieta

La brisa me sofoca en este trance:

se me van las horas demasiado

y no sé narrarlo nunca ahora. 

Preveo el desgaste, azote a mis razones;

la luna ocre me confiesa el relato de su amor

y caen las hojas de este otoño

siempre a bordo de situaciones... 

Todo es la flor generosa, 

el instante delgado en que me ahogo, 

la vuelta al sobre, 

un azar que respira en los rincones

donde estoy pero no estoy

fingiendo esta ilusión que me carcome, 

dando otra vuelta al mundo

sin moverme.

Soy persona para algunos, 

para otros una sombra

que deambula 

por las calles de los sueños

buscando su reflejo

allí en la luna

desbordada de placeres

que a las puertas se acumulan. 

Apenas pase por tu vida

dejaré un legado

que verán tus hijos:

no soy importante,

soy una hormiga

en mi desafío a los precipicios. 

Podría no existir

pero aquí existo:

tuve una madre

que está conmigo. 

Mi corazón arde

hacia el infinito

entre calambres que dan de si

este texto maldito

que yo nunca quise escribir:

forma parte de mi delirio

al creerme yo un artista

y no ser sino alguien que ha de buscarse la vida. 

Dame un calo y resucito:

me proclamo ser un ídolo

a tus pies si me meces un poco;

entre mis recuerdos desemboco

y no sé si estoy cuerdo

o es de locos, 

pero yo me suprimo

si te cargo un rato. 

Tú eres mi símbolo, 

mi redención

a estas esposas

que me dejan solo

donde no me soporto ni yo... 

Lo mío es la losa, 

seguir el camino

hasta que se hunda sin vértigo:

estoy siempre mudo ante ti.

No encuentro misterio

en hacer que te rías

y todo me sale exquisito

en este día fabuloso

ya resuelto el crimen

por lo que hubo entre los dos. 

Altos jueces lo deciden, 

el que nos amemos

cómodos en el sillón

y dejemos los trastornos 

para otros que no somos.