Alberto Diago

LA CREACIÓN

Érase una vez,

que sobre un lienzo cristalino,

un pintor, sin dudas, divino,

su obra allí plasmó:

Al cielo, un azul le dio,

y más intenso al mar bravío,

y cubrió de nácar frío

las cumbres de las montañas;

a las sabanas les dio verdor

y ríos que las inundan,

y en las mañanas... la bruma,

que las hace palidecer.

 

Pintó árboles por doquier,

hasta formar espesas selvas;

llenó de seres vivos

todo lo allí plasmado, 

y a los cielos los circundan

... animalillos  alados.

Distinguió en su lienzo

la luz de las tinieblas;

para la luz del día... pintó un sol,

y para las tinieblas, la luna llena.

Aquel lienzo cambia de aspecto

con la temperatura del lugar,

si hay frío... llueve y cae nieve,

si hay calor... flores aparecerán.

 

Todos quedan extasiados

con el arte de tan gran pintor.

Todos se deslumbran con su obra,

no todos reconocen al Creador.

 

xE.C.