Ducastiria

Tenemos Vida

Afortunadamente, mi abuela me narró

el cómo murieron mis ancestros.

Todos eran unos violadores del verso

y no dejaban fluir la sangre por las venas.

 

Pero cuando enfermaron, uno de ellos

soltó una carcajada frente a la miseria

de los príncipes de azufre sin el más

mínimo remordimiento.

 

Así comprendí que la enfermedad 

no puede quitar la vida del todo,

pero el hombre, con su misión

autodestructiva, puede extinguirlo.