Fabio Armando Urrego Valderrama

De un ciclista

 

Antes de ser integrante de esta legión de centellas

fui admirador irrestricto de tan sublime aventura  

y me hice amigo del cielo, la luna, el sol, las estrellas

el viento, la lluvia, el frío, y hasta el calor que tortura.

 

Vi cientos de escarabajos conquistando las montañas

por narraciones de voces dignas de mil distinciones 

y me inspiré con sus glorias y formidables campañas

que les valieron laureles en multitud de naciones.

 

Entonces cambié juguetes, costumbres y vacaciones

por un propósito inmenso que no conoce pretextos, 

excusas, debilidades, ni pueriles objeciones;

¡Oh cuántas satisfacciones! ¡Quise imprimir cien mil textos!

 

Muchas veces me asaltaron el hambre, la sed, el hastío,

y encontré otras tantas; grises, rudos y adustos caminos;

pero me nutrió la historia de ese ciclismo bravío

que no se rinde ante nada ni cree en nimios destinos.

 

Por ello, aunque pase el tiempo y no me adornen blasones, 

ni haya mi nombre grabado al lado del de \"Cochise\",

Patrocinio, Luis Herrera, Nairo y demás campeones,

quiero seguir pedaleando como ayer y siempre quise... 

 

Quiero seguir cabalgando como Pegaso invencible 

aunque nunca venza a nadie ni sea jamás el primero

porque el placer del ciclismo no es un albur imposible

sino un Olimpo de gloria que en su libertad adquiero

 

Quiero seguir conquistando sobre mi aliada adorable

todas las rutas del mundo por campos y poblaciones,

enfrentándome a montañas de inmensidad admirable,

o solazándome en valles de encantadoras regiones.

 

Quiero seguir disfrutando de este supremo deporte

sus cualidades eternas que me hacen vivir quimeras

embriagado entre paisajes que son del edén soporte;

y siendo parte de un viento que no conoce fronteras.

 

Quiero seguir dando al cielo con pedalazos mis gracias

por esa hermosa epopeya que escribo como ciclista

vistiéndome de Odiseo versátil titán de audacias

para alcanzar mi destino, aunque el mar bravio me embista

 

Por esas y otras razones que tan solo aprecia el alma

como sentir que soy Verdi cuando domino las cumbres

o un grácil violín de Strauss cuando la ruta se calma

es que seguiré sonriendo, aunque se apaguen las lumbres

 

Y cuando cruce la meta de mi jornada postrera

quiero en las rutas celestes también seguir pedaleando

con la alegría y el encanto de la hermosa vez primera

cuando creí ser “El Zipa\" y que ya estaba reinando.

 

Fabio Armando Urrego Valderrama