Antes de ser integrante de esta legión de centellas
fui admirador irrestricto de tan sublime aventura
y me hice amigo del cielo, la luna, el sol, las estrellas
el viento, la lluvia, el frío, y hasta el calor que tortura.
Vi cientos de escarabajos conquistando las montañas
por narraciones de voces dignas de mil distinciones
y me inspiré con sus glorias y formidables campañas
que les valieron laureles en multitud de naciones.
Entonces cambié juguetes, costumbres y vacaciones
por un propósito inmenso que no conoce pretextos,
excusas, debilidades, ni pueriles objeciones;
¡Oh cuántas satisfacciones! ¡Quise imprimir cien mil textos!
Muchas veces me asaltaron el hambre, la sed, el hastío,
y encontré otras tantas; grises, rudos y adustos caminos;
pero me nutrió la historia de ese ciclismo bravío
que no se rinde ante nada ni cree en nimios destinos.
Por ello, aunque pase el tiempo y no me adornen blasones,
ni haya mi nombre grabado al lado del de \"Cochise\",
Patrocinio, Luis Herrera, Nairo y demás campeones,
quiero seguir pedaleando como ayer y siempre quise...
Quiero seguir cabalgando como Pegaso invencible
aunque nunca venza a nadie ni sea jamás el primero
porque el placer del ciclismo no es un albur imposible
sino un Olimpo de gloria que en su libertad adquiero
Quiero seguir conquistando sobre mi aliada adorable
todas las rutas del mundo por campos y poblaciones,
enfrentándome a montañas de inmensidad admirable,
o solazándome en valles de encantadoras regiones.
Quiero seguir disfrutando de este supremo deporte
sus cualidades eternas que me hacen vivir quimeras
embriagado entre paisajes que son del edén soporte;
y siendo parte de un viento que no conoce fronteras.
Quiero seguir dando al cielo con pedalazos mis gracias
por esa hermosa epopeya que escribo como ciclista
vistiéndome de Odiseo versátil titán de audacias
para alcanzar mi destino, aunque el mar bravio me embista
Por esas y otras razones que tan solo aprecia el alma
como sentir que soy Verdi cuando domino las cumbres
o un grácil violín de Strauss cuando la ruta se calma
es que seguiré sonriendo, aunque se apaguen las lumbres
Y cuando cruce la meta de mi jornada postrera
quiero en las rutas celestes también seguir pedaleando
con la alegría y el encanto de la hermosa vez primera
cuando creí ser “El Zipa\" y que ya estaba reinando.
Fabio Armando Urrego Valderrama