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Catalepsia

Siempre existe una noche que nos condena,

una especie de gangrena que nos come la cabeza,

catalepsia.

 

Entre los vivos y fallecidos,

entre la dulce pereza del tiempo,

que si los logros no llegan nos creemos muertos.

 

Sombríos, somos un atlas al parecer

nos desconectamos del mundo para no enloquecer

produciendo minerales en rimas hasta perecer.

 

El betún para los despiadados;

para las ovejas negras del rebaño...

que en el rincón procuran su silencio vacío,

que componen en los confines ouroboros en los cuartos oscuros y malditos.