Rebeca Espinosa

VOLVERE A FLORECER

Atrapada en el tiempo, suspendida en el aíre, su alma lloraba

pues con puñales la herían, sus lamentos en la noche se escuchaban

porque no solamente lloraba por ella, sino por el dolor que a sus hijos causaba

Lamentos que hasta el cielo llegaban, y que también mi Dios escuchaba

el dolor quebró sus alas, y así no podía huir de la tristeza.

Pero un día la esperanza llego, para calmar las penas de su corazón

Dios la miro y con amor la ayudo, la saco de la cárcel del dolor

en la que el mal la encerró y con alegría su vida siguió.