Lamentable o afortunadamente,
aquella basca no se regenera,
se crea,
en la choya se generan y en la choya se quedan.
meras pulsiones que no comprendemos,
que apreciamos, y disfrutamos,
sin reconocerlas, y sin esperarles
ya que su prescencia ha de iluminarnos,
como una bendición para el organismo,
milesimas de mililitro de sustancias organicas
que nos llena de ánimo, cada momento,
en cada lugar sin verle y sin escucharle,
podemos sentirle alegrando nuestro pensar,
nuestro actuar y aun mas importante, nuestro soñar,
en mi sueño no confio, no más que en mi vigilia,
y no mas que en mi conciencia,
pues se ben que es diarrea mental,
como mi entorno, como mi efimera vida,
como mi sutil existencia,
cambiando la manera de ver el mundo,
la manera de pensar en uno mismo,
la interpretación de lo que nos espera,
lo que nos aprisa, que no depende
de esa sublime esperanza,
nuestra situación, la interpretación,
lo que tenemos pendiente
y lo nos que hace volver.