Ricardo Miñana

Mercedes

Tu mirada era el latir

apacible de la mañana,

que anhelaba perderse,

como una luz brillante,

entre los rayos del sol

y ansiaba extraviarse

entre la llama del amor.

 

Ese dichoso respirar es

el sendero color dorado

por el que transcurren

el legado de mis sueños,

las sombras nocturnas

y la inquietud diurna

de los días y los años.