Ella sonrió, respondí con una sonrisa,
reímos los dos, la química se incendió.
Se alejó el hielo roto,
el último vals bailamos,
nuestras miradas inseparables.
*
Nuestro romance, ninguna aventura amororosa,
sino un sentimiento que palatinamente creció,
con paciencia, comprensión y respeto mutuo,
hasta el momento los dos dimos cuenta,
que estuvimos perdidamente enamorados.
*
Lejos del mundanal ruido,
disfrutamos nuestra intimidad,
en un hotel con vista al Lago Maggiore,
donde cenamos a la luz de las velas,
bajo estrellas de un firmamento de la luna creciente.
*
Nos acostamos en un lecho de besos y caricias,
susurros, suspiros y gemidos de placer
nos acompañamos en nuestro viaje,
juntos compartimos el momento extático
de la llegada a las cascadas de la plenitud.
*
Al desvaneciéndose la hora azul en un amanecer,
fuimos testigos desde nuestro balcón
de la salida del sol sobre el lago,
transformándose en un espejo mágico,
un cielo vestido de la luz de un nuevo día.
David Arthur ©®
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