Si la carne busca carne
nadie le obstruye el camino
que hay un pasaje secreto
para salvar el abismo
de la mente al corazón
y alguno dice haber visto
peleando a la locura
con la razón a mordiscos.
Pretendo hacer un romance
que no peque de cansino,
intentando que me salga,
si es posible, bien medido,
con sus versos bien rimados
para contar con cariño
porque la razón se pierde
y abandona el hemiciclo
cuando llegan los picores
por debajo del ombligo.
Nadie sabe la respuesta,
tampoco la sé yo mismo,
por eso que este romance
quizás parezca cortito,
porque aquí ya lo remato
que ya, ni sé lo que digo
y voy para la taberna
a echarme un trago de vino
para celebrar que ayer,
por instancia de un amigo,
ingresé en esta hermandad
de Los Poetas Malditos.
Y de paso les recuerdo:
a este grupo de benditos,
que tengan fe en el futuro,
lancen al viento sus trinos,
no peleen entre ustedes
para solaz del vecino,
que agazapado en la puerta
permanece oreja en vilo
deseando escuchar pronto
que rompieron los Malditos.
A nadie den ese gusto,
muevan la pluma con tino,
hagan lo que ustedes saben,
sáquenle a las letras brillo
y verán como algún día,
gritará con gran ahínco,
una voz surcando el viento,
que llegará al infinito
desde el Portal de la Gloria.
¡Pasen, pasen, bienvenidos,
ya El Parnaso está completo,
con La Hermandad de Malditos!
Zoyla M. Herche, la chica del 17
Posdata:
No tomen esto a la ligera,
tengan a cuenta siempre,
que si pelean los hermanos;
los devoran los de fuera.