En aquella tarde que expiraba
mientras el manto negro
de la noche se ocupaba
cuando me di cuenta
que tu ausencia se extendía
que abandonabas el nido
que aquel amor que una vez floreciera
hoy se marchitaba.
En el rincón de aquel cuarto
en que el alma entumecía
una tormenta se asomaba por impía
la lluvia tenaz mojaba
el corazón que adormecía
que perfilaba una vida triste
una vida fría y de agonía.
Me dices, ya lloré, ahora me toca vivir
no hay edad para ser libre y feliz
no pude dejar de replicar con ironía y sin decir
¿y qué hay de tantos años que contigo los viví?
si querías ser libre y feliz
¿Por qué?, cuando las primaveras ya pasaron
el otoño está de paso y el invierno ya está aquí.
Si las cosas que uno quiere se pudieran conseguir
si la vida fuera justa en nuestro porvenir
no me condenarías a un destino lleno de nostalgia
a llorar sin consuelo noches largas
y ser un afligido por la vida sin amarras.
¡Pero manglares secos flotaran sobre aguas salinas de las playas
que se yerguen sin alma en el desierto del vizcaíno
como aquellos que vimos, cuando recorrimos por la península de la Baja!
ahora con un abandono que pasa, ahora con un olvido que pesa
y cuando todo recuerdo, se convierte en una lágrima
Mientras tanto, solitario y ya vencido
seguiré recordando con el agobio de la rutina diaria
deseando lo que pudo haber sido
como bufón, implorando ser tu noble perro fiel
y tú, reina de corazón de piedra
venerando el abandono y pidiendo el olvido.