Llegué muy cansado a Madrid después de conducir varias horas pues la nevada fue inmensa, de las que hacen época, vamos jugándome el tipo en cada kilómetro recorrido, y cuando entré en Madrid no me lo pensé mucho, fui directamente al hotel donde el día anterior había hecho una reserva .
Subí a la habitación 333 entré lá inspecione y me gustó sé respiraba tranquilidad y además era luminosa y con vistas a la Castellana la arteria principal de la ciudad.
Me dispuse abrir la maleta cuando de repente oí unos gemidos de mujer muy aparatosos realmente parecía que estaban allí mismo en mi habitación, confundido miré a mi al rededor y todo estaba en orden pero los gemidos eran eminentes y los compartían conmigo , sé me ocurrió apagar las luces de la habitación pues tenía una sospecha y acerté plenamente al apagar las luces y estar completamente a oscuras, pude ver una luz que venía de la habitación de al lado en el tabique donde estaba la cabecera de la cama había una rendija, sin duda una chapuza de los albañiles a la hora de poner los tabiques por eso esos gemidos parecían que venían de mi misma habitación
la curiosidad me pudo y puse mi ojos en el tabique pudiendo ver una pareja copulando en la cama.
En un momento dado el hombre le decía
Dime que me quieres, dime que me amas
Dime que soy tuyo, que te estoy matando de placer. Y ella repetía suspirando y gimiendo todo que él le decía , realmente allí había ardor y amor a raudales pensé en ese instante, y yo con el ojo de un Voyeur mirando por avellaneda rendija me sentí idiota, pero como decía antes la curiosidad es la culpable, y seguí viendo el espectáculo que tenía frente a mi .
Nada en la vida es lo que parece, es una frase que me repito constantemente,
y en esta ocasión tampoco esa frase falló , pues cuando acabaron de hacer el amor, ella sé levantó y sé fue al baño corriendo y cuando volvió sé vistió en silencio y el cogió de la mesilla su cartera sacó dinero y le dio varios billetes a lo que ella contándolos uno por uno dio el ok,
y con una sonrisa de complicidad le besó en la frente y se despidió con un frío adiós .
Y entonces me quedé sentado en mi cama pensando qué hay gente que necesita tanto el amor que no tiene otro remedio que comprarlo y en ese pensamiento estaba cuando de repente unos ronquidos muy fuertes sé precipitaron en mis oídos , el hombre que había comprado ese falso amor estaba roncando tan fuerte que parecía que lo tenía durmiendo en mi cama, descolgué el teléfono y llamé a recepción exigiendo que de inmediato me cambiaran de habitación.
Y seguí pensando mientras tanto que amar y sentirse amado
talvez sea poseer el Caos del alma ajena.
Manuel Lorente
Seudónimo
Mael Lorens
Reservado el derecho de Autor
Diciembre 2022