Sierdi

LA HABITACIÓN

 

 

El cuarto parecía un escenario, felizmente sombrío.

suscitaba un profundo y superficial, caos a las almas.

 

Sus variantes luces e inesperados escenarios,

Fueron la gloria de miles y un espanto a diez miles.

 

Sus menesterosos enseres, corroían las conciencias.

Propiciando una alevosía desgarradora.

 

Tan Inconmensurablemente grande,

imposible de sondear sus magnas paredes.

Sus laudes de mortero son tan duras y crueles,

como el mismo acero.

Pero al pisarlas…

Se desmoronan como tierra.

 

Y ni hablar de la hermosura de sus solitarios jardines.

Tan presentes como Intangibles…

Son la envidia del céfiro viento del ocaso.

 

Millones y millones de cabezones,

todos marchando contrapuestos.

Cada uno falsamente carreteado,

por un pensamiento disímil.

 

Quiero abandonar esa habitación.

Aunque fuera mía en su totalidad,

No me importa lo espaciosa,

La cambiaria sin pensar…

Por una más pequeña.

Pero que no sea;

 

De puertas ausentes.