De mis ojos no brota lágrima alguna,
frio y desencajado, duro y cauto,
sin causar zozobra voy andando,
trato de llorar y no logro hacerlo,
deseo ver discurrir por mis ojos una o muchas lágrimas,
sentirlas recorrer humedeciendo mi rostro,
como el rio que nadie detiene,
o el cauce que sigue su camino, firme y suelto,
la angustia no me aqueja,
la desdicha ni se asoma,
el estrés y depresión son objetos que aún no he podido palpar,
quisiera locamente, palparlos y estrujarlos,
desconozco el sufrimiento,
aun así deseo llorar y no puedo,
hoy no podré, quizás mañana llore desmesuradamente,
cuando vea el árbol caído frente a mí,
o cuando mis fuerzas ya no estén conmigo y vuelen lejos de mis huesos,
sintiendo que ya no puedo más y debo irme de aquí para siempre,
dejando la pocilga y el teatro de grillos, hienas y serpientes,
que me atrapa y me secuestra, que seduce y se disfraza,
ahora es tarde y siento frio y la luna me acompaña,
este día va muriendo, en la noche y su negrura,
yo no encuentro solución al dilema e ironía,
hoy me ire bajo mi almohada, sin llorar ni suspirar,
y mañana no lo sé, las sorpresas son espinas que atraviesan y golpean,
y la vida esa simpleza, traidora y embustera,
y mis lágrimas no están.
Por: titánico
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