Su espíritu guerrero es impecable
sostiene con firmeza su argumento:
¡Justicia va clamando con portento,
con voz de un justiciero muy notable!
Su espíritu guerrero inclaudicable
denota la conciencia del momento,
so pena del mortal señalamiento
que rasga al enemigo indeseable.
Palabras verdaderas son trincheras
que sirven al guerrero como escudo
y lanzas, sus palabras valederas,
que clava en el cerebro testarudo
que miente provocando las quimeras
con signos de soberbia y siempre rudo.