Corazón profundo de secretos;
Niega la ciudad de los muertos;
Olvida el eterno beso en la boca;
Ignora latidos de quien provoca…
Escucha sonidos de quien calla;
Porque cada día es una batalla;
Es un boleto de ida y despedida;
Que se extiende en esta partida…
Con gestos, susurros de añoranza;
Salpican recuerdos de esperanza;
Contando historias en el puerto;
Narrando caricias en el desierto…
Pueden descifrar letras del pasado;
Sonidos que terminan en el olvido;
Silencios que finalizan la tormenta;
Parecen sentir a quien los alimenta…
A quien les observa triste, enojado;
Murmurando cuando está cansado;
En un egoísmo duro de fotografía;
Que castiga el verano de la lluvia…
Golpeando los latidos del alma;
Es quien alza la voz en la calma;
Caminando en tardes de vigilias;
En necios silencios de aguaceros…
Viajaba de izquierda a derecha…
Allí en el cielo infinito…