El manto de la noche se mostraba
derrochando sus fúlgidos aceros,
la luna con paciencia contemplaba
los besos amorosos lisonjeros.
El día todavía no llegaba,
el alba un yacimiento de luceros
que ansiosa por levante despuntaba
pintando de blancura los senderos.
Un marco colorido alucinante
mostraba una pareja palpitante
viviendo intensamente su pasión.
Pasión que como elixir embriagante
lanzaba un sentimiento fulgurante
que fue flecha candente al corazón.