Rafael Parra Barrios

La amistad

 

La amistad,

regalo de Dios 

a los hombres de bien,

que viven el amor. 

Es concilio

de hermosos caminos,

eternos idilios,

sempiternos destinos.

Pacto divino,

floresta afín,

hermosa flor

del fecundo jardín.

En el trajinar

de la vida,

es franqueza,

sueños, realidad

y riqueza.

Vocación cordial

de seres iguales, 

que se dignifican, 

por siempre.

No necesitan estar, 

se requiere el alma,  

luz de fraternidad

y del bienestar.

No importa la distancia 

ni la frecuencia, 

si la sinergia

que emana al calor

de la humana fragancia,

que con dosis sublimes 

de comprensión, 

va de la mano,  

el honor, 

a propósito de izar                

la trascendencia 

del acto soberano

del hermano,           

que palpa con afecto,           

en la presencia

y en la ausencia,

el abrazo circunspecto.

Es el palpitar      

perenne de amor,

de la útil esperanza,

el sentido clamor.

La amistad 

es la hermandad 

que la vida brinda 

en la sinceridad

Ser amigos es florear   

solidaridad, 

en las buenas

y en las malas, 

con la verdad,

dando lo mejor, 

de solemnes apegos, 

hasta el sacrificio 

si se requiere, 

porque su vigencia,

jamas muere,

por el contrario,

titila y vive,

no se desvanece, 

y en las dificultades

se crece.